miércoles, 22 de abril de 2009

LA MÚSICA ANDINA COLOMBIANA EN LOS ÚLTIMOS 30 AÑOS (*)


(*) Apartes del proyecto de investigación LA MÚSICA ANDINA COLOMBIANA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XXI de John Jairo Torres de la Pava

(Publicado en la separata especial de los 30 años del periódico El Mundo, con el título Un fortísimo para nuestra cultura, el 20 de abril de 2009)

Los orígenes de nuestros aires musicales tradicionales se encuentran en el mismo crisol en el que se fundió nuestro mestizaje. En nuestras músicas confluyen no sólo razas, también culturas, y el resultado es una fusión continua de sonidos, ritmos, palabras y sentimientos. Durante dos siglos pasaron de padres a hijos, trasegaron por nuestra geografía, sufrieron deformaciones y transformaciones. No tenemos testimonios escritos (en un lenguaje musical) ni sonoros de cómo eran esas manifestaciones antes de las postrimerías del siglo XIX, pero lo cierto es que unas sobrevivieron y se aferraron como árboles gigantes a su tierra, y que otras se quedaron en el olvido de los años, enterrados por la desidia o por el desinterés que siempre hemos demostrado por lo terrígeno.

Sin duda alguna la incursión de los músicos académicos en los aires tradicionales y populares colombianos nos abrió un panorama jamás imaginado y la posibilidad de contar con testimonios escritos de las obras musicales populares recopiladas por ellos y las creadas a partir de este momento. Varios elementos contribuyeron a que, en relativamente poco tiempo, la música andina colombiana alcanzara, a principios del siglo XX, un nivel de excelencia y se generara una naciente nueva cultura musical con características muy propias: la llegada al país en el siglo XIX de músicos europeos, el hecho de que muchos de nuestros músicos estudiaran en las mejores academias del país y que muchos de ellos continuaran su formación musical en el exterior.

Pero no sólo la academia realizó el trabajo. También aportaron los músicos empíricos, unos con formación musical autodidacta y otros totalmente “analfabetas musicales”.

Algunos de los aires tradicionales folclóricos de las diferentes regiones del país se convirtieron en la cédula de identidad de nuestra cultura ante el mundo. Los casos más representativos son sin duda, y en su orden, el bambuco, la cumbia y el vallenato. El primero a principios, el segundo a mediados y el tercero al cerrar el siglo XX e iniciar el XXI. El comienzo de ese convulsionado siglo XX fue testigo de una de las épocas gloriosas de nuestros aires tradicionales. Los autores y compositores e intérpretes gozaron de gran popularidad, sus obras fueron cantadas, tocadas y difundidas profusamente por todo el continente.

En la década del 40 se promueve un movimiento nacionalista a partir de la música colombiana por parte del Estado central y la clase dominante. Intento que coincidió con la expansión capitalista impulsada por la bonanza cafetera, el tímido proceso de modernización de algunos aspectos de la vida social y cultural del país así como con la irrupción de la radio como medio masivo de comunicación.

Entre 1930 y 1970 ocurre el “boom” de los duetos. Dos voces, un tiple y una guitarra o dos voces con guitarra y requinto. Las voces eran muy recias y sonoras, manejaban una armonía muy simple: uno hacía la primera y otro la tercera (llamada comúnmente la segunda voz). Las casas discográficas dedicaron gran parte de sus presupuestos para grabarlos y promoverlos en la radio. Las ventas de la música colombiana se incrementaron y esto impulsó la aparición de nuevos compositores y de gran cantidad de canciones en aires tradicionales, no todas bien logradas.

Por la década de los 70 ocurre un “adormecimiento” tanto en la producción como en la difusión de nuestra música y de sus cultores, causado en gran medida por la aparición del rock and roll y por la invasión de la cultura Norteamericana a través de todos los medios de comunicación. Fenómenos como El Club del Clan acaparan la atención de la radio y de la televisión.

En los años 80, con la consolidación de los festivales y concursos, como “El Mono” Núñez y Antioquia le Canta a Colombia, se establecen las bases de una época que albergaría a una camada de jóvenes inquietos que gestan una nueva propuesta a partir de los aires tradicionales andinos colombianos.

La música colombiana vivió las más grandes transformaciones durante el siglo XX. Las influencias de los poderosos medios de comunicación que trajeron consigo nuevos sonidos, nuevas formas melódicas y armónicas, nuevos lenguajes y nuevas técnicas desde distintas partes del mundo –especialmente de Norteamérica, México, Cuba y Argentina–, son notorias. Hoy nuestros aires están impregnados de elementos foráneos, algunos enriquecedores, otros no tanto. Las fusiones no van a parar, las influencias seguirán con más fuerza, porque el mundo es cada vez más compacto y más cercano. Pero nuestra música tradicional nació de las influencias que nos trajeron los conquistadores y los esclavos, y esos conquistadores sólo han cambiado de lugar y de nombre.

He llegado a pensar que más que amantes de la música tradicional colombiana somos amantes de épocas de la música colombiana. A mis padres siempre les encantó la música de los duetos del estilo de Obdulio y Julián, Garzón y Collazos, los Hermanos Martínez, y cualquier otra forma de interpretación de nuestros aires les parecieron raros o deformantes de la tradición. A mis abuelos en cambió les gustaba más la música que hacían agrupaciones como las Liras Antioqueña y Colombiana y las Estudiantinas. A los de mi generación nos gusta más la música que nos propusieron la Estudiantina Nogal, el Trío Nueva Colombia, el Grupo Cuatro Palos, el Grupo Café Es3, Guafa Trío, el Grupo Camerata y el Conjunto Ebano; algunos duetos (con voces armónicamente más elaboradas) como Nueva Gente, Sombra y Luz, Carmen y Milva, Diana y Fabián y Primaveral; los grupos Nueva Cultura, Puerto Candelaria y Septófono, y los solistas vocales Niyireth Alarcón, María Isabel Saavedra, Carolina Muñoz, Juan Consuegra; por citar sólo unos pocos.

En una época en la que los medios de comunicación imponen músicas de otras latitudes, algunas de buena calidad compositiva e interpretativa, un gran porcentaje cantadas en otros idiomas, otras que hacen apología al mal gusto, al vicio y a la vulgaridad, de pésima calidad en todos sus aspectos; sobrevive, en un grupo muy reducido de colombianos, el amor por una música que se niega a desaparecer y que tiene su espacio de difusión en más de cien concursos y festivales, en unos cuantos encuentros y conciertos y en unos pocos espacios radiales y televisivos.

¿Estaremos siendo testigos de los últimos estertores de nuestra música andina colombiana, o estaremos asistiendo al renacimiento de un género en el que cada vez hay más jóvenes creadores e intérpretes (especialmente venidos de la academia) involucrados?¿Qué habrá qué hacer para que en los medios de comunicación se escuche nuestra música, esa que sigue oculta, esa que pertenece a una cultura local indefensa ante los embates de la globalización, de las modas pasajeras y no tan pasajeras que imponen los medios de comunicación comerciales? ¿Será acaso que a los colombianos no nos gusta nuestra propia música? ¿O no la difunden porque no produce “rating” y no es “comercial”? ¿Será que sólo le gusta a un reducido grupo, o pertenece a alguna clase social, o a un rango de edad? ¿Estará pasada de moda, con temáticas campesinas o rurales, monótona y solo para parroquianos? ¿La globalización ha acabado con lo nuestro? ¿Será que la verdadera música colombiana es la que triunfa desde el jet set farandulero de Miami, Los Ángeles y Nueva York?

Se hace urgente fortalecer nuestra esencia a partir del conocimiento de nuestras raíces y del desarrollo y evolución de nuestras manifestaciones musicales.

La falta de difusión de nuestra música andina colombiana le ha negado al gran público la posibilidad de conocer y disfrutar un género rico en armonías, melodías y textos de gran factura, le ha negado además el disfrute de las más maravillosas voces e interpretaciones de verdaderos virtuosos, artistas que han dedicado su vida al perfeccionamiento de técnicas interpretativas y que superan, con creces, a tantas “estrellas” que promueve la fuerza publicitaria y mercantilista de la música.

Hoy, como en ninguna otra época, hay compositores, intérpretes, discos y festivales de música andina colombiana; pero esta carece de difusión, apoyo empresarial, apoyo estatal y cultural decidido y de público oyente.

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jueves, 23 de octubre de 2008

Éxito total en Antioquia le Canta a Colombia


Concluyó el 33° Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia.
El televoto fue un gran atractivo para los televidentes que eligieron a sus ganadores. Hubo empate entre Juan Consuegra y el Grupo A pura Voz. Ambos habían sido declarados por el jurado ganadores de sus respectivas categorías, lo que significa que hubo afinidad con el veredicto. Se recibieron más de 8.000 llamadas, muchas de ellas del exterior.


Ganadores del 33º Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia

Así quedó el cuadro de honor 2008:

GRAN PREMIO SANTA FE DE ANTIOQUIA Ganador de ganadores: Dueto Estirpe y Canción, de Caldas

SOLISTAS
Primer Puesto: Juan Consuegra, del Valle del Cauca
Segundo Puesto: Gloria Yolanda Hererra, del Tolima

DUETOS
Primer Puesto: Dueto Estirpe y Canción, de Caldas
Segundo Puesto: Dueto Rojas y Mosquera, del Tolima

TRÍOS
Primer Puesto: Trío Fantasía, de Bogotá D.C.
Segundo Puesto: Trío Los Románticos de Colombia, de Nariño

GRUPOS
Primer Puesto: Grupo A Pura Voz, de Santander
Segundo Puesto: Grupo Escala, de Bogotá D.C.

PREMIOS ESPECIALES
Mejor obra inédita: Mirándonos (bambuco) de Lucho Vergara
Mejor propuesta tradicional: Trío Huellas de Antioquia, de Antioquia
Mejor propuesta creativa: Gustavo Díez, de Antioquia, guitarrista acompañante de Gloria Yolanda Herrera
Mejor tiplista: Faber Grajales, bogotano, acompañante de Juan Consuegra


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miércoles, 9 de julio de 2008

100 años del Bambuco en México

Hace 100 años, un dueto antioqueño conformado por Pelón Santamarta y Adolfo Marín comenzó a internacionalizar la música de Colombia por los países de Centro y Norte América. En Mérida, Yucatán, en México, el dueto se estableció durante cuatro años. Fue tal la semilla sembrada que a partir de allí nació el bambuco yucateco, el cual se conserva con grandes similitudes y pequeñas diferencias con el bambuco colombiano. En septiembre de 1908, en Ciudad de México, el dueto fue contratado para grabar cuarenta canciones por US$400, suma apreciable en aquel entonces. De esa manera, Pelón y Marín se convirtieron en los primeros cantantes colombianos en grabar, y en grabar por primera vez canciones colombianas, algunos de cuyos títulos se perdieron por completo.



Uno de los personajes más significativos e importantes de la música andina colombiana, junto con Jorge Añez y Pedro Morales Pino, es sin lugar a dudas Pelón Santamarta. Fue él uno de los primeros en llevar en su voz y con su tiple y su guitarra, en compañía de Adolfo Marín, nuestros bambucos y nuestros pasillos a otros países, especialmente a México, y fueron los dos los primeros en grabarlos. Fue él quien, se dice, trajo a nuestras montañas paisas el primer tiple y el primer bambuco. Por todo esto se merece los más altos homenajes y aun no se los hemos hecho. Dice Álvaro Gartner: "Pelón fue el primer exportador de música colombiana. Muchas de las canciones que cantó las dejó en los repertorios cubano, puertorriqueño, mexicano, chileno y español. Piezas que se fueron de Colombia y nunca regresaron, pues hoy en día en cada uno de esos países las consideran como propias, ignorando su origen".

Barba Jacob, quien fiera su amigo, los define así: “Conocí a Los Trovadores Colombianos Franco (Pelón) y Marín, a cuya locura de andar cantando debe Colombia un hecho glorioso: que hayan difundido en México el bambuco, el pasillo y mil tonadas de canciones. Las dos melancolías musicales, la de aquí y la de allá, se han reconocido fraternas: los dos pueblos se han oído sus rumores y sus amores íntimos en sus íntimas melodías. En México desbordan la más fina inteligencia y la más fina percepción artística y por eso la muchedumbre ha encontrado en las canciones de Colombia, sin analizarlas, una excelencia de flor que se mustia, de miel que se acendra...”


DUETO PELÓN Y MARÍN
Dueto vocal (Medellín, dpto. de Antioquia, Colombia, 1903–Ciudad de México, [?]).
Integrado por Pelón Santamarta (vea su reseña) y Adolfo Marín que, al igual que Pelón, se dedicaba a la sastrería y había nacido en el mismo barrio de Medellín el 25 de junio de 1882. A finales de 1903 iniciaron sus giras artísticas por la Costa Atlántica, especialmente por Barranquilla. Al poco tiempo el dueto se disolvió debido a que Pelón Santamarta se vio obligado a abandonar el país. En 1905 regresó Pelón a Medellín y meses después reinició las labores con el dueto. En 1907 viajaron a Panamá, ciudad que los recibió muy bien y en donde fundaron una sastrería. En julio de ese mismo año se fueron para Jamaica y de allí para Cuba. Les fue muy mal en la isla; a nadie le interesó su música y pasaron verdaderas penurias. Se fueron entonces a Yucatán, México, donde se presentaron con el nombre de Los Trovadores Colombianos. El éxito no tardó en llegar; la gente de la Península Yucateca se enamoró de la música colombiana y de estos maravillosos intérpretes. En 1908 se trasladaron a Ciudad de México para grabar 40 canciones en veinte discos sencillos con la casa discográfica Columbia – México. El primero de estos sencillos contiene el bambuco El enterrador y por el lado contrario el pasillo Jamás. El dueto se disolvió en México.


PELÓN SANTAMARTA

Autor, compositor y cantante (Medellín, dpto. de Antioquia, Colombia, 11 de enero de 1867–Medellín, 16 de enero de 1952).
Nacido en el barrio Guanteros de Medellín, barrio popular y bohemio de la capital Antioqueña. Seudónimo de Pedro León Franco Rave, hijo natural de Francisca Franco Rave y de un esclavo liberto, también músico, apodado “Santamarta” por haber nacido en Santa Marta. De él aprendió la sastrería. Fue adoptado por Escolástico Velásquez y su esposa, de ahí que se le conociera en una época como Pedro León Velásquez. Bachiller del Liceo de la Universidad de Antioquia. Comenzó a estudiar Medicina, pero la Guerra Civil le hizo suspender sus estudios. Participó como soldado en la Guerra Civil de 1885, se alistó en el Batallón de Granaderos para pelear contra el presidente Núñez. Al terminar la guerra se fue para Cali, Valle del Cauca, y se dedicó a la sastrería. En 1897 conformó un dueto con su padre, el Dueto Santamarta y Pelón Santamarta. Luego en Medellín conformó de nuevo el Dueto Pelón y Benítez, en el cual Germán Benítez tocaba la guitarra y hacía la segunda voz, mientras Pelón tocaba el tiple y hacía la primera voz. Llegó la Guerra de los Mil Días y se volvió a enlistar como soldado. Se dice que él trajo el bambuco de Bogotá a Antioquia, así como el primer tiple en 1882 y que a él se le debe que el bambuco se conozca fuera de nuestras fronteras. Pelón Santamarta integró varios duetos y tríos durante los primeros años de su actividad musical, pero todos ellos de corta duración hasta 1903, cuando conformó el famoso Dueto de Pelón y Marín (ver información del dueto) con su colega en el oficio de sastre Adolfo Marín, éste sí de una más larga vida. Viajó a Cuba, Jamaica, a los Estados Unidos, a varios países centroamericanos y a México. Allí, en Mérida, Yucatán, se asentó por unos años y dejó las bases para que aún hoy se cultive este hermoso ritmo. En 1908 grabó con su Dueto Pelón y Marín el primer disco que incluye el bambuco El enterrador y el pasillo Jamás. A su regreso a Medellín se desempeñó como cantinero, se dedicó a cantar para sus amigos y a componer. Fue entonces cuando surgió su obra cumbre, el bambuco Antioqueña, también conocido como Antioqueñita, con letra del poeta Miguel Agudelo. Son muchísimas las obras compuestas por Pelón. De las más populares podemos citar, entre otras, los bambucos Atrevido, En el río, Que a veces sufres, Por ti he perdido la calma, Palabras musicales, Las margaritas, ésta con letra de Carlos Villafañe; Grato silencio, con versos de Francisco Diago; Al río, con textos de Julio Flórez; Aliento de la mañana (o La brisa), con letra de Manuel Acuña; los pasillos Oye voy a partir, Despedida, La casita, Amada mía, con letra de Francisco Restrepo Gómez; Invierno y Tanto me odias, ambos con versos de Julio Flórez; y Tú tienes un alma, entre otras.



Obras en las que interviene Pelón Santamarta (algunas pendientes de verificar):
Antioqueña (Antioqueñita), Miguel Agudelo / Pelón Santamarta
Al río (o En el río), bambuco, Julio Flórez / Pelón Santamarta
Aleluya, Danza, Luis G. Urbina / Pelón Santamarta
Aléjate corazón, Bambuco,? / Pelón Santamarta
Aliento de la mañana (la brisa), bambuco, Manuel Acuña / Pelón Santamarta
Amada mía, pasillo, Francisco Restrepo Gómez / Pelón Santamarta
Amor y rencor, Bambuco, ? / Pelón Santamarta
Arráncame los ojos, Pasillo, Julio Flórez / Pelón Santamarta
Atrevido, bambuco, ? / Pelón Santamarta
Despedida, Pasillo, Eduardo Marquina o Francisco Restrepo Gómez / Pelón Santamarta
Dos flores, Bambuco, ? / Pelón Santamarta
El nidal – Pasillo, ? / Pelón Santamarta
El último toro, Pasodoble, Miguel Villa Uribe/ Pelón Santamarta
En las noches silentes, Pasillo, Gilberto Agudelo/ Pelón Santamarta
Gota de ajenjo, Pasillo ,Julio Flórez / Pelón Santamarta
Grato silencio, bambuco, Francisco Diago / Pelón Santamarta
Invierno, pasillo, Julio Flórez / Pelón Santamarta
La araña, ? / Pelón Santamarta
La casita, pasillo, Francisco Restrepo Gómez / Pelón Santamarta
La hermanita, Pasillo, Francisco Restrepo Gómez / Pelón Santamarta
Lamento campesino,- Bambuco, ? / Pelón Santamarta
Las margaritas, bambuco, Carlos Villafañe / Pelón Santamarta
Listón azul – Bambuco (letra Luis G. Urbina)
Madre mía – Pasillo
Me acuerdo de ella – Bambuco
Mis secretos - Danza
Oye, Pasillo, ? / Pelón Santamarta
Oye voy a partir, pasillo, Francisco Restrepo Gómez / Pelón Santamarta
Palabras musicales, bambuco, ? / Pelón Santamarta
Partirás, Bambuco, ? / Pelón Santamarta
Pasas por el abismo (Rayo de luna) – Danza, letra Amado Nervo / Pelón, Gabriel Benítez, Roberto Mesa
Piedrecitas (La quebrada rumorosa), Bambuco, Gabriel Olózaga / Pelón Santamarta
Por ti he perdido la calma, bambuco, ? / Pelón Santamarta
Princesita de ilusiones, Bambuco, Delio Isaza ? / Pelón Santamarta
Qué a veces sufres?, bambuco, ? / Pelón Santamarta
Quiero besarte, bambuco, Pelón Santamarta.
Rosas de la tarde, Pasillo, ? / Pelón Santamarta
Serenata, Bambuco, José A. Silva / Pelón Santamarta
Suspiro noche y día, Pasillo, ? / Pelón Santamarta
Tanto me odias, pasillo, Julio Flórez / Pelón Santamarta
Te acordarás de mí, Pasillo, ? / Pelón Santamarta
Tu boca divina, Danza, ? / Pelón Santamarta
Tu nombre, Bambuco, ? / Pelón Santamarta
Tú tienes un alma, Danza, Jesús María Trespalacios (la 1ª y 3ª estrofas) , Pelón Santamarta(2ª y 4ª estrofas) / Germán Benítez Barón.
Una flauta, Pasillo-danza, José A. Silva / Pelón Santamarta
Vente conmigo, Bolero (Adaptación de una antigua canción), ? / Pelón Santamarta
Yo vengo de una tierra, Danza, ? / Pelón Santamarta

Bibliografía
Mazo, Juan Carlos. El Colombiano junio 6 de 2007
Gärtner, Alvaro. Gaceta, El país. Enero 5 de 2003.
Torres de la pava, John Jairo. Juglares Hispanoamericanos, 2005.

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viernes, 4 de julio de 2008

¡Ay! que orgulloso me siento (Mensaje)


Queridos Amigos.
Que inmensa emoción me produjo el rescate de los retenidos injustamente por las FARC, pero que desilusión verlos en la celebración entonando "Pero sigo siendo el rey". Yo, con un alto sentido patrio, hubiera querido oir en las voces de nuestros soldados: "Ay que orgulloso me siento de ser un buen colombiano". Como ven, nuestra música continua secuestrada bajo la custodia del tango y las rancheras.
Saludos
Jaime Betancur H.

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domingo, 29 de junio de 2008

Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia 2008


Ya están abiertas las inscripciones para el 33º Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia que se realizará en el mes de octubre de 2008 en Santa Fe de Antioquia (a sólo 50 minutos de Medellín). La invitación es para los intérpretes de música andina colombiana: solistas, duetos, tríos, grupos, autores y compositores y para usted.

Entre los días 10 y 12 de octubre de 2008, en la Ciudad Madre, Santa Fe de Antioquia, situada a sólo 50 minutos de Medellín, se realizará la versión número 33 del Festival Antioquia le Canta a Colombia.

Con premios que sobrepasan los $22’000.000 (veintidós millones de pesos), bonificaciones en dinero para todos los seleccionados no premiados y la posibilidad de ganarse un cupo directo a los principales concursos del país, entre otros atractivos, nuestro Festival se posiciona como uno de los más importantes del país.

Lo(s) invitamos para que participe(n), reciba(n) la mejor atención y viva(n) la experiencia del mejor público en una ciudad llena de historia y tradición. ¡Canta Colombia, cántale a la vida!



Durante más de 30 años el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, Patrimonio Cultural de la Nación, organizado por la Asociación Antioquia le Canta a Colombia, ha difundido y promocionado las músicas andinas de Colombia y a sus intérpretes.
Desde su comienzo en 1976, el Festival congregó a los mejores intérpretes de Antioquia y luego de Colombia y se volvió un semillero de nuevos talentos que, se convirtieron luego en cotizados artistas, los cuales, además de triunfar en otros festivales nacionales, han llevado dentro y fuera del país el bello y sentido homenaje de nuestra música autóctona y tradicional.
Para mayor información entre a www.colombiacanta.com


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sábado, 21 de junio de 2008

El tiple. Su genealogía


INTRODUCCIÓN.
Para el Ingeniero Civil, tiplista y escritor David Puerta Zuluaga, el Tiple "Es un personaje netamente Colombiano, andariego y proletario, con arterias de alambre y corazón de madera; hijo de padre desconocido, que nació en algún lugar de nuestra geografía Andina; creció entre los más humildes: Mineros, Campesinos, Arrieros, Artesanos; nunca, durante su infancia, fue invitado a una fiesta de alcurnia; no podía entrar a las casas de la gente bien; hasta hubo párrocos que lo expulsaron de sus iglesias... Pero el tiple no se dejó abatir. Por el contrario se metió en el alma colectiva, ayudó a los comuneros en su grito, acompañó a los libertadores en sus jornadas emancipadoras, se convirtió en el compañero de bodas, serenatas, fiestas y despechos; se incrustó en la vida de la nación como símbolo y anclaje de la Colombianidad."

Estos son apartes del prologo de uno de los pocos libros que tratan con profundidad y rigor investigativo el tema del Tiple; se trata del libro LOS CAMINOS DEL TIPLE, producido por ediciones AMP DAMEL LTDA y por el mismo autor, esta obra fue premiada en el concurso de Historia Nacional en 1985.

Del origen del tiple sabemos poco, pero por sus múltiples similitudes, podríamos afirmar que es un descendiente americano de la Guitarra. Vamos a tratar de despejar este misterio haciendo uso de algunas teorías y de los pocos tratados que abordan con seriedad este interesante tema.

El Poema al Tiple del poeta de la raza JORGE ROBLEDO ORTIZ:

Tiplecito querido de mis mayores:
cuando rasgo tus cuerdas en la montaña
me parece que estrujo pulpa de caña
en el viejo trapiche de mis amores.

En manos de labriegos y trovadores
tu alegraste las noches de la cabaña
y le contaste al perro que el canto engaña
las penas, los trabajos y los dolores.

Tus cuerdas son raíces del tinajero,
de la rústica troje de aquel sendero
que bajaba al remanso de la quebrada.

Tiplecito querido: dinos cómo era
la estampa del abuelo que en tu madera
cantó una raza fuerte y enamorada.


ANTECEDENTES:
Según Guillermo Abadía Morales, "el tiple es una adaptación Colombo-Venezolana de la Guitarra Hispano-Morisca, de la cual fueron suprimidas la quinta y sexta cuerdas, ya que su sonido grave y dramático no se compadecía con los timbres usuales del canto de Bambucos, torbellinos y Guabinas. Los cuatro ordenes restantes se triplicaron para dar mejor volumen sonoro; de esta manera el tiple quedo con cuatro ordenes triples".

La anterior tesis no es muy aceptable ya que se sabe que sólo a finales del siglo XVIII se le agregó a la guitarra el sexto orden; hasta entonces la guitarra era de cinco cuerdas y pocos años antes, de cuatro cuerdas tal como lo indica la visión que da el investigador Méndez Pidal, quien sostiene que "en los siglos XV y XVI los juglares españoles cambiaron la vihuela por la guitarra de cuatro ordenes dobles, instrumento más parecido en su concepción al tiple actual".

Otro factor que hace poco contundente la tesis inicial es el hecho de que la guitarra llegó a América solo hacia el año 1600 y que ya poseía la quinta cuerda.

Y para rematar, el volumen sonoro de un instrumento no lo da la cantidad de cuerdas por orden, sino el material con el cual esta construido su caja de resonancia y la pericia del fabricante.

Existen instrumentos similares al tiple, entre ellos el tres caribeño: Tres ordenes de tres cuerdas cada uno, con un sonido muy similar al del tiple, pero usado para hacer melodías y cantos, no para acompañar con rasgueo, que es una de las características principales del tiple. Otro instrumento muy similar es el TIMPLE de las islas canarias, cuya función es de acompañamiento.

Dice David Puerta Zuluaga en su libro: Los Caminos del Tiple que "En medio de la diversidad y antagonismo de las tesis expuestas por diferentes investigadores aparece al menos un punto en común: todas dan por sentado que durante el siglo XIX el Tiple es ya un fenómeno cultural incrustado en la vida Nacional. Todas estas hipótesis (sin sustentar) no han producido más que una tremenda confusión, siempre queda la sensación de duda e incertidumbre sobre el origen del tiple."

El mismo autor propone un método para hallar la respuesta:

Hacer un estudio profundo de los instrumentos de cuerda existentes en Europa desde finales del siglo XV y de los instrumentos musicales traídos al nuevo mundo y especialmente a la nueva granada por conquistadores, colonizadores y misioneros.

Analizar la evolución de los cordofonos Europeos, en relación con los instrumentos análogos en la Nueva Granada.

Analizar la etimología de la palabra Tiple desde su origen hasta nuestros días.

Comparar las especificaciones de tiples y timples canarios y su similitud con otros instrumentos de países hispanoamericanos.

Con lo anterior el autor pretende fijar un marco de referencia para precisar las fronteras entre lo absurdo, lo posible y lo probable.


Trataremos aquí de desarrollar su método.

INSTRUMENTOS DE CUERDA EXISTENTES EN LA PENÍNSULA IBÉRICA A FINALES DEL SIGLO QUINCE Y LA EVOLUCIÓN DE LOS MISMOS DURANTE LOS SIGLOS POSTERIORES:

EL LAUD, LA VIHUELA Y LA GUITARRA ANTES DE LOS AÑOS 1500.

Es la época del renacimiento Europeo, se presenta una vertiginosa evolución de las manifestaciones artísticas en el viejo continente y en España, la música, alcanza el nivel más alto.


EL LAUD: Instrumento de cuerdas de origen Árabe, su tapa es de forma ovalada, el fondo es abombado y su clavijero forma ángulo abierto con respecto al mástil; presenta 5 y 6 ordenes de cuerdas, la prima es simple y los otros cuatro o cinco son dobles.


LA VIHUELA: Instrumento de origen Latino, su forma de ocho alargado (semejante a la guitarra) de fondo plano y de mástil recto, con el clavijero en ángulo nulo o con un pequeño ángulo; presenta 5, 6 ó 7 ordenes dobles, cada orden afinado al unísono o con una de las cuerdas a una octava más baja que su compañera. Se conocen tres tipos de vihuela:

a) De arco: Ejecutadas con arcos de crin de caballo; de aquí se derivan la viola de Gamba y el Violonchelo.

b) De peñola: Pulsadas con pluma, plectro o pajuela; en unión con las mandoras dan origen a las bandurrias y mandolinas.

c) De mano: Se pulsaban o punteaban con las yemas de los dedos. Dan origen a la mayoría de instrumentos de cuerda pulsada.

LA GUITARRA: Ya hemos hablado bastante del origen de este instrumento que como ya se sabe, para esta época, presentaba 4 ordenes ya fuera de cuerdas simples o de ordenes dobles, en algunos casos la prima simple y los tres restantes dobles. En las guitarras Españolas los órdenes dobles se afinaban al unísono y en las de otros países la segunda cuerda de cada orden se afinaba una octava más alta que la primera de cada orden.



LA VIHUELA Y LA GUITARRA EN EL SIGLO XVI:
La vihuela fue el instrumento de los maestros, compositores y ejecutantes de escuela, la guitarra continuo en manos del pueblo y fue ascendiendo poco a poco en la escala social, fue un instrumento casero, acompañante de cantores y copleros.

Ahora la vihuela presenta seis ordenes dobles y cada orden afinado al unísono, la tapa presenta cuatro o cinco bocas de resonancia; la guitarra continua con sus cuatro ordenes dobles pero el cuarto orden requintado mientras los otros tres ordenes se afinan al unísono; comienzan a aparecer métodos de enseñanza y notación.

LA GUITARRA ENTRE 1578 Y 1700:
La vihuela y la guitarra de cuatro órdenes forman una simbiosis que da origen a un nuevo instrumento LA GUITARRA DE CINCO ORDENES O GUITARRA ESPAÑOLA; este instrumento conserva las características físicas de la guitarra antigua: Tapa y fondo planos, la forma de ocho alargado y casi el mismo tamaño. Esta compuesta por nueve cuerdas, así: Una en el primer orden, cuerdas dobles en el segundo y tercer orden afinadas al unísono, los ordenes cuatro y cinco, presentan igualmente ordenes dobles pero con una cuerda gruesa y otra delgada. Este instrumento se tocaba de manera rasgada y se usaba para acompañar, posteriormente aparecen métodos para puntear la guitarra, labor que en un principio desarrollaron músicos profesionales.


LOS INSTRUMENTOS MUSICALES EN EL NUEVO REINO.
Durante la conquista los españoles, además de sus armas, caballos y perros trajeron los instrumentos propios de la fanfarria militar: Clarines, tambores, trompetas, chirimías y otros; según las crónicas los soldados avanzaban al compás de la música marcial.

Los religiosos también trajeron instrumentos propios de su “profesión”: Violas de arco, arpas, órganos pequeños que servían para adornar sus oficios religiosos.

Algunos particulares trajeron sus propios instrumentos: Guitarras de cuatro ordenes, vihuelas de arco y de mano, laúdes, flautas, etc.

Como es de suponer no fueron muchos ni muy eruditos los músicos que llegaron de España y se podría asegurar que los religiosos y algunos súbditos, fueron quienes comenzaron a impartir un poco de educación musical en nuestro medio.

Los instrumentos musicales que para esa época se conocían en estas tierras eran los aborígenes: de percusión y algunos de viento. Los indígenas acompañaban sus festividades religiosas y sociales con tambores, rondadores, capadores y flautas; no existió por estos lares ningún instrumento de cuerda autóctono.

Pero muy pronto los indígenas, entrenados por los misioneros, no solo estaban tocando los instrumentos de viento y de cuerda, sino que también los construían.

Era tal la destreza interpretativa de los nativos que muchos los llegaron a comparar con los mismos maestros, según consta en cartas de la época.

El instrumento más popular fue la guitarra de cuatro y cinco órdenes y su uso se extendió a casi todo el territorio conquistado en muy poco tiempo.


LA PALABRA TIPLE:
Si nos remitimos a los diccionarios encontraremos las siguientes acepciones:

a- La más aguda de las voces humanas, propias de mujeres y niños.
b- Guitarra pequeña de voces muy agudas.
c- Vino de Uvas. (termino enológico)
d- Vela de falucho con todos los rizos tomados. (termino marinero).
e- Palo de una sola pieza.
f- Persona con una voz muy delgada.
g- Instrumento musical Colombiano.
h- Persona que toca tiple. (tiplista)

Exceptuando los términos g- y h- (por ser recientes), el más cercano de ellos es el numeral b-, aunque de manera incompleta e inexacta ya que la palabra tiple no solamente podría ir unida a guitarra, ya en épocas remotas se calificaba así a otros instrumentos como el Laúd tiple, la bandurria tiple, etc.; lo que si queda claro es que la mayoría de significados apuntan a que la palabra “tiple” denota un sonido de registro muy agudo al igual que la voz o el instrumento que lo emite.

Otras teorías apuntan a que la palabra “tiple” se deriva de la palabra “Triple” del latín “Triplum: tres voces”, que se asemeja a las tres cuerdas por orden que presenta el instrumento.

En algunas partituras musicales muy antiguas se habla de cuartetos instrumentales formados por Tiple, contralto, tenora y bajo.

Por lo anterior se deduce que el termino “tiple” era conocido desde mediados del siglo XVI, que se usaba solamente para designar voces e instrumentos de registro agudo, sin especificar uno en especial.


GUITARRAS Y TIPLES EN EL SIGLO XVIII.
Como ya hemos dicho, hasta el siglo XVII, la guitarra de cinco ordenes fue el instrumento predominante en España y solo al final de éste se conoce la publicación del primer método de enseñanza para tocar la guitarra de seis ordenes. Es en uno de estos libros de métodos, donde se habla por primera vez del cordofono Tiple, pero se deduce por descripciones de dicho instrumento que este termino se usó en España para denominar a una guitarra pequeña que se afinaba una cuarta más alta que la guitarra de cinco o seis ordenes. Este instrumento es usual todavía en algunas regiones de la península y de América, por ejemplo en Bolivia donde se le denomina “Guitarrilla boliviana”.

Otra versión del Tiple Español se puede apreciar en una pintura de Lorenzo Baldissera en la que claramente se distinguen cuatro ordenes dobles de cuerdas, en apariencia se asemeja a un cuatro llanero, pero con cuerdas dobles.

Concluimos entonces que durante varios siglos aparecen diferentes modelos de guitarras Españolas: de Cuatro ordenes simples, de cinco ordenes simples, de cuatro ordenes dobles, de cinco ordenes dobles, guitarras de tamaño normal y pequeñas guitarras o guitarrillas que por su timbre agudo son denominadas como Tiples.

Llega el siglo XIX y con él la aparición de la guitarra actual, con seis ordenes simples o incluso seis ordenes dobles y con la desaparición de las guitarras de cuatro y cinco ordenes, aunque en algunos países y con otros nombres se conserven dichos instrumentos. Es así como en Colombia y Venezuela se conserva “el Cuatro”, en las Antillas “el Tres”, en Bolivia “la Guitarrilla” y “el Charango” que según los entendidos es la versión Americana de la Vihuela. Así nos vamos acercando a una teoría más cierta sobre el origen del Tiple Colombiano.



EL TIMPLE CANARIO Y OTROS INSTRUMENTOS.
Algunos investigadores coinciden en afirmar que definitivamente hay dos instrumentos muy similares al tiple y que pueden además determinar su origen, veamos:

a- EL TIMPLE CANARIO: Las islas Canarias, posesión Española en el Atlántico están divididas en la actualidad en dos provincias: Las Palmas y Santacruz de Tenerife. Como curiosidad, los habitantes de este archipiélago no pronuncian la “C” ni la “Z” como los Españoles del continente, su pronunciación se asemeja más a la de nosotros los “paisas”.

El Timple o Tiple Canario es un guitarrillo o bandurria pequeña con cuatro o cinco cuerdas de voces muy agudas y con siete trastes; que generalmente se toca rasgueado y ocasionalmente punteado.

Pero de acuerdo con la anterior descripción no encontramos parecido alguno con nuestro tiple: ni en tamaño, ni en el numero de cuerdas (aunque si en el de ordenes), ni en el numero de trastes, ni mucho menos en su sonoridad.

La única coincidencia entonces es el nombre.

b- LA CHITARRA BATENTTE: Termino Italiano que en Español equivaldría a GUITARRA RASGUEADA.


Este es un instrumento originario de la zona meridional de Italia de cuerpo y tamaño muy similares a la Guitarra, que se caracteriza por presentar una especie de fuelle en embudo, fabricado en pergamino y situado en la boca del instrumento (agujero central de la caja) lo cual le da una sonoridad muy particular. Presenta cinco pares metálicos de ordenes dobles o triples, en la actualidad presentan los mismos cinco ordenes pero de cuerdas simples. Se usa para acompañar el canto y el Baile.

En este caso la única coincidencia es que a veces presentaban ordenes triples y de cuerdas metálicas, pero de nuevo, el sonido, la afinación y la forma son diferentes.

Por lo tanto el tiple Colombiano no desciende tampoco de este instrumento.


EL TIPLE EN COLOMBIA.
Después de analizar todo lo expuesto en las diferentes tesis, nos damos cuenta que el origen de nuestro TIPLE se encuentra en la guitarra de trescientos años atrás, las guitarrillas del siglo XVII, de cajas pequeñas de Cuatro ordenes dobles, de voces agudas, usadas para acompañar con “rasgueo”.

Ya dedujimos claramente, que el tiple como instrumento especial no existía ni en Europa, ni en América, que no es una derivación del Timple canario, ni de la Chitara Batentte, de donde se deduce con igual claridad que el TIPLE actual es una creación Criolla del siglo XIX basada en la Guitarrilla de la época de los reyes católicos.

Ahora bien, este instrumento ha sufrido transformaciones importantes, su proceso evolutivo que va desde el tiple de cuatro ordenes dobles, con una de las dos cuerdas mas delgada que la otra pero afinada al unísono, hasta el tiple actual cuatro ordenes triples, con dos requintillas a los extremos y una más gruesa en el centro, lo cual le da su sonido característico e inconfundible.

Otra evolución importante esta en su interpretación, pues pasó de ser un instrumento acompañante a ser un instrumento solista y melódico. En la Actualidad se destacan grandes intérpretes de este instrumento:

El “Negro” Enrique Parra y Juan Pablo Hernández del Tolima; José Luis Martínez y Hugo Hernández de Santander; Lucas Saboya en Boyacá; Guillermo Puerta, Leonardo Hincapié y Julio Víctor Zapata de Antioquia; Héctor Fabio Torres y Pablo Andrés Olarte en Caldas; Gustavo Rengifo y Rodrigo Muñoz en El Valle, Óscar Santafé, Iván Borda y Aicardo Muñoz de Bogotá y muchos otros que se destacan por su virtuosismo.

Es muy grato reconocer que el Tiple sigue vigente en nuestra música pero es indudable que falta mayor dedicación e interés por conocer y tocar el instrumento insignia de nuestra raza.


Bibliografía:
PUERTA ZULUAGA, DAVID. Los Caminos del Tiple. Ediciones Amp, Damel. 1988.

ABADÍA MORALES, GUILLERMO. Compendio general del folklore colombiano. 3á ed. Biblioteca Básica Colombiana. Bogotá, Colcultura, 1977.

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miércoles, 18 de junio de 2008

El tiple


El tiple colombiano actual es un instrumento de cuerda pulsada con los dedos, mástil trasteado y caja de fondo plano. Consta de cuatro órdenes de a tres cuerdas metálicas, dispuestas así: primeras de acero; segundas terceras y cuartas, dos de acero a los lados, y un entorchado con alma de acero en el medio, afinado a una octava baja.

Una de las teorias que hablan de su origen afirma que el tiple se deriva de la "guitarra" renacentista citada en Amat (1594), y llega al nuevo mundo en manos de los conquistadores. En Colombia se desarrolla durante el siglo XIX para pasar de cuatro a ocho cuerdas -hacia 1880-, y luego a doce -hacia 1890-. En algunos lugares de Colombia como Santander y Boyacá, se toca con plectro, punteando la melodía para ser acompañado por otro tiple en función armónica.

Tesitura y afinación:

(El anterior texto fue creado por la COOPERATIVA DE TRABAJO ASOCIADO ORQUESTA DE CUERDAS COLOMBIANAS NOGAL).





En el video anterior presentamos a Óscar Santafe: Solista de Tiple, Pedagogo Musical y Compositor. Nació en 1968, en Pamplona, Norte de Santander; es Pedagogo Musical de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá. Se especializó en Educación con énfasis en cultura y arte folk de Colombia, en la Universidad Santo Tomás. Tiplista del Sexteto de Cámara Colombiano, del Trío Nueva Granada, y del ensamble instrumental La cofradía. Director de la Estudiantina de la Universidad Pedagógica de Bogotá. Premio Pacho Benavidez mejor tiplista Mono Núñez 2007. Actualmente realiza una especialización en Dirección de Conjuntos Instrumentales en la Universidad Antonio Nariño. Es coordinador musical del Centro Rafael Uribe Uribe de la Fundación Batuta, en Bogota. En 2007 publicó la producción discográfica titulada Ando tipleando.

El siguiente video es de la agrupación El barbero de El Socorro: Trío instrumental (Bucaramanga, Dpto. de Santander, Colombia, 1996). Integrado por Ricardo Varela, ejecutante del tiple, Edwin Castañeda, intérprete del tiple y tiple requinto y Carlos Acosta de Lima, ejecutante del contrabajo. Ganadores del Gran Premio Mono Núñez en la modalidad instrumental en la versión XXXII del Concurso. Esta agrupación nace en la Facultad de Música de la Universidad Autónoma de Bucaramanga con el propósito de fomentar y desarrollar la rica tradición musical de la zona andina colombiana y a su vez de presentarla en un lenguaje que pretende universalizar sus evidentes contenidos regionales, haciendo uso de técnicas y usanzas propias de ésta región del país: el uso del tiple como instrumento melódico y como instrumento armónico, con repertorio de compositores tradicionales colombianos, aprovechando la riqueza tímbrica que se obtiene del diálogo sonoro entre el tiple, el requinto (tiple requinto) y el contrabajo, con una estilística espontánea, sencilla y directa, asimilable al carácter mismo de de la música tradicional de los santanderes. (más información en el libro Juglares hispanoamericanos)

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